El mundo del espectáculo en vivo plantea un sinfín de desafíos cuando se trata de convertir una visión creativa en una experiencia técnica real y funcional. Este tipo de reflexiones fue precisamente el eje de varias conversaciones compartidas durante los Open Days Stonex celebrados los pasados 1 y 2 de abril de 2025, donde se puso el foco en algunos de los grandes temas que preocupan a los profesionales del sector. Desde la iluminación hasta la mecánica escénica, los retos son múltiples y la clave está en encontrar un equilibrio entre lo artístico y lo posible y seguro.
Entre las charlas más destacadas de los Open Days estuvo “¿Y esto cómo lo montamos?”, la mesa redonda del segundo día con CaCo García, diseñador de iluminación y programador y Pablo Moreno, especialista en rigging y mecánica escénica y también director de Rock and Rigging. La charla estuvo centrada en los retos que aparecen al intentar hacer realidad un diseño escénico desde el punto de vista técnico. Durante esta charla, tuvimos como ejemplo su colaboración en la anterior edición del CocaCola Music Experience en 2024, donde nación una conversación honesta y técnica sobre el equilibrio necesario entre la parte artística y la parte estructural, mecánica y de seguridad.
Creatividad vs. realidad: los retos del montaje escénico

Foto: CaCo García
Uno de los ejes fundamentales del debate fue la coordinación entre el diseñador de iluminación y el equipo de mecánica escénica. Aunque ambos comparten el objetivo de dar forma a una idea creativa, a menudo se enfrentan a limitaciones que requieren negociación, adaptación y, sobre todo, comunicación fluida desde el inicio del proyecto.
Uno de los aspectos más repetidos fue el tema del peso. Muchas veces los diseños exigen estructuras complejas y cargadas que deben adaptarse a la capacidad de carga del espacio escénico. En estos casos, el trabajo conjunto entre diseño y técnica permite ajustar la propuesta sin comprometer ni la estética ni la seguridad.
Otro de los retos habituales es la movilidad de elementos escénicos, como luminarias, pantallas o estructuras suspendidas que deben desplazarse o cambiar de posición durante el espectáculo. Cuando el diseño contempla este tipo de movimientos, la coordinación entre los sistemas de control y la infraestructura mecánica debe ser absolutamente precisa para garantizar tanto la fluidez visual como la seguridad del conjunto. Por eso, durante el montaje, las pruebas se convierten en una fase crítica: permiten comprobar que cada desplazamiento es seguro, que no existen interferencias físicas entre elementos y que todo responde a lo programado. Esta fase requiere una planificación detallada y una programación técnica minuciosa, donde cada movimiento está calculado al milímetro.
Otro aspecto clave que se trató fue la seguridad en mecánica escénica. En este punto, se destacó la figura de Pablo Moreno, referencia indiscutible en el sector, que subrayó la importancia de trabajar siempre bajo el marco de la normativa vigente y con equipos homologados. Porque, más allá del diseño espectacular, la seguridad de los equipos y de las personas debe estar siempre por delante.
Para ello, es fundamental conocer y aplicar normativas como la UNE-EN 17206 sobre maquinaria para aplicaciones escénicas, así como otras directrices europeas y nacionales que regulan estructuras suspendidas, cargas móviles o uso de motores. Estas normativas pueden consultarse a través de organismos como AENOR, INSST o asociaciones profesionales del sector.

Foto: CaCo García
Debates abiertos sobre montaje, diseño y seguridad
Uno de los momentos más enriquecedores de esta sesión llegó cuando se abrió el turno de preguntas al público. Lejos de ser un cierre formal, se convirtió en una extensión natural del debate, aportando nuevas perspectivas y experiencias de quienes también forman parte activa del sector.
Una de las cuestiones que generó mayor interés fue la necesidad de utilizar equipos con protección IP65 o IP66 en eventos al aire libre. Con la llegada del buen tiempo y el inicio de la temporada de festivales, esta preocupación cobra especial relevancia. La experiencia compartida por varios asistentes confirmó que, aunque el calendario marque verano, nadie está exento de enfrentarse a una tormenta inesperada o condiciones ambientales adversas.

Foto: CaCo García
Trabajar con equipos preparados para resistir agua, polvo y humedad no solo garantiza la continuidad del evento, sino que también protege al personal técnico y reduce costes operativos derivados de averías, por ejemplo. Es una decisión técnica que marca la diferencia entre improvisar a contrarreloj o seguir el plan con tranquilidad.
Otra intervención interesante giró en torno a la comunicación entre los distintos perfiles implicados en la creación de un show. La importancia de establecer un diálogo claro desde el principio entre el diseñador de iluminación, el promotor y/o el artista fue una de las ideas más compartidas. Cuando el concepto está bien definido desde el principio y todos los implicados están alineados, es mucho más fácil traducir esa visión en una realidad técnica viable y segura.
Esta parte final de la charla no solo permitió seguir aprendiendo, sino también crear un espacio de escucha y colaboración, recordándonos que el sector crece cuando se comparten experiencias desde el respeto y la curiosidad.
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