La 69ª edición de Eurovisión nos ha dejado con la boca abierta, y no solo por la música. Este año, el festival aterrizó en el St. Jakobshalle de Basilea, Suiza, convirtiendo esta ciudad fronteriza en el punto de encuentro de millones de eurofans. Un total de 35 países se subieron al escenario para darlo todo, pero solo 26 llegaron a la gran final del pasado 17 de mayo. Y como era de esperar… ¡el espectáculo de luz estuvo a otro nivel!
Más de 5.8 millones de personas siguieron la gala desde España con un 50% de cuota de pantalla (segundo mejor dato de cuota de pantalla desde Chanel), y quienes lo vimos en directo sabemos que la iluminación fue una de las grandes protagonistas. Como ya es habitual cada año, Stonex tuvo su representación en este brutal despliegue con las marcas que distribuimos en exclusiva en España.

El diseño de luces corrió a cargo de Tim Routledge, un viejo conocido del festival, que este año ha hecho historia al juntar por primera vez en un mismo show tres de las grandes joyas de Ayrton: Cobra, Kyalami y Mamba. ¡Una combinación que volveremos a ver sin duda!
El escenario de esta edición también tuvo su propio protagonismo. El diseñador alemán Florian Wieder, toda una institución en Eurovisión, volvió a firmar su noveno escenario para el festival apostando, una vez más, por la tecnología LED de última generación y un diseño de iluminación puntero.

Un escenario cargado de simbolismo
Este año, el diseño escenográfico vino cargado de retos… y soluciones espectaculares. El reconocido escenógrafo Florian Wieder se enfrentó a una limitación técnica importante: el techo del recinto no soporta peso. ¿La respuesta? Una estructura autoportante alucinante, con un enorme marco 3D iluminado y una pantalla LED semitransparente que dejó ver lo que pasaba detrás del escenario.
Inspirado en las montañas suizas y la diversidad del país, el escenario apostó por una estética minimalista, con formas limpias, espacios abiertos y una experiencia inmersiva total tanto para el público en la arena como para los millones que lo siguieron desde casa. “Queríamos crear una experiencia integral revolucionaria, algo nunca visto en Eurovisión”, dijo Wieder. Y lo logró.
Llevábamos semanas con unas expectativas altísimas después de ver los primeros teasers del escenario, y sin duda las superaron.
Luz hecha para emocionar
El trabajo de Tim Routledge fue mucho más que diseño: fue coreografía de luz. En total, más de 4.500 luminarias formaron parte del sistema, integradas en estructuras móviles, marcos y fondos que se transformaban con cada actuación. La colaboración entre Routledge y Wieder fue clave: iluminación y escenografía se pensaron como una sola cosa, en un entorno completamente vivo y cambiante.
Uno de los elementos más llamativos fue la estructura conocida como “ribs”, unos 24 trusses que colgaban sobre el escenario, capaces de inclinarse, girar y acompañar cada canción con distintos ritmos y formas. Y dentro de ese sistema, las luminarias Ayrton jugaron un papel clave, integradas de forma estratégica para lograr momentos de intimidad, intensidad o pura fantasía visual.

Ayrton, protagonista absoluto
En esta edición, el despliegue técnico fue espectacular: un total de 510 luminarias Ayrton iluminaron el escenario de Basilea con una combinación explosiva de potencia, color y precisión. Entre ellas, destacaron 200 unidades del nuevo Kyalami, que marcaron presencia con sus efectos impactantes y versatilidad; 36 Cobra, que una vez más demostraron por qué son el arma secreta perfecta para diseños de luz extremos y 99 Mamba, con su enorme beam que llenaban de color cada actuación desde la trasera del escenario.
Como una imagen vale más que mil palabras, preferimos que judguéis por vosotros mismos el resultado:

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Entre las luminarias utilizadas durante el show, el nuevo Ayrton Mamba es lo que Routledge define como su hero fixture. Lanzado en enero de este año, Mamba es el primer dispositivo con fuente láser y certificación IP65 de la Serie 6 de Ayrton, con el doble de potencia que su exitoso “hermano pequeño” Cobra, y una lente frontal ancha de 250 mm que ha enamorado a los diseñadores de iluminación. Routledge cargó los bordes superior e inferior de la pantalla LED trasera con 100 Mamba, que aportaban profundidad y arquitectura al set y los estados de iluminación, además de un bello efecto de gran lente al fondo. “Necesitaba algo con un haz potente, buenos gobos, haces definidos y una mezcla cromática fabulosa, especialmente en colores saturados, que pudiera atravesar el brillo de la pantalla LED para generar muchos efectos arquitectónicos de luz,” dice Routledge. “Probé Mamba y nos dio resultados intensos, nítidos, con looks arquitectónicos y colores que realmente explotan en cámara.”
A este arsenal se sumaron 45 Domino LT, perfectas para cubrir distancias largas con punch y definición; 96 Rivale Profile, que aportaron dinamismo con sus movimientos fluidos y su perfil híbrido; y 34 Zonda 9 FX, que pusieron la guinda con efectos volumétricos y coloridos.
Además, la gran cantidad de las luminarias Ayrton se ubicaron estratégicamente alrededor de la gran pantalla LED central, en su base y sobre el sistema de truss motorizado suspendido, una disposición clave que permitió sacar el máximo partido a cada luminaria y aportar una profundidad escénica espectacular. Un line-up de luminarias de altura para un espectáculo que no se merecía menos.